Siempre que llega Noviembre me
invade una gran tristeza, siempre recuerdo esos días lluviosos con tanta nostalgia, pues siempre termino recordándolo a él…
Desperté con los ojos vidriosos, hinchados de tanto llorar y ahí no había nada, más que sábanas frías, una
recamara vacía y esa carta en mi mano…
Tome mis cosas, me puse un
suéter, amarre las agujetas de los tenis, camine hacia la puerta y al llegar a ella,
gire lentamente y sabia que estaba mirando por última vez ese lugar, pues jamás
regresaría, nada regresaría…
Camine sola hasta casa, era de
madrugada, el viento jugaba violentamente con mi cabello.
No tenia miedo, ni pensaba en
nada, sólo tenía mucho frío, pues sin
querer darme cuenta había empezado a llover, tan fuerte sin parar…
En algún momento pensé que era
mejor pues mis lágrimas se fundieron con la lluvia y todo parecía normal,
empezaba el movimiento de todos los días en las calles, todo tenía un ligero aire de nostalgia, quizás por
el cielo tan gris que cubría todas las calles.
Para cuando llegue a casa, ya
había un poco de luz, saque la llave de mi bolsa, y todo lo demás lo hice en
automático, no había nadie en casa, así que subí a mi recamara y quise dormir
muchas horas, para que al despertar pudiera engañarme pensando que todo había
sido sólo un sueño.
Cada vez que recuerdo esa escena, aún sin quererlo hacer, recuerdo que todas esas canciones que automáticamente se reproducían, eran tan deprimentes o al menos así parecían. Recuerdo que las odie tanto y hasta estos días evito escucharlas.
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